El interés que un individuo puede tener por cierto tipo de fenómenos también está motivado por razones subjetivas: la propia historia personal, la experiencia de algún ser querido, las creencias y valores, los intereses económicos, las convicciones políticas. La elección de los objetos de estudio, es inseparable de las vivencias, los valores y las preferencias del investigador.
A diferencia de un observador ordinario, el científico, tiene como propósito central no quedarse con una opinión general de las cosas, sino construir un conocimiento sistemático, fundado en la razón y en la lógica, que se aproxime a la verdad.
El científico social está obligado a acotar la influencia de sus propias creencias y valores sobre su práctica de investigación y a dar cuenta de todas las fuentes de información disponibles, de las opiniones discordantes, de los hechos que no encajan en su forma de pensar. Además el científico debe someterse a una serie de reglas que aseguran que el proceso de construcción de su conocimiento sea riguroso y sistemático.
El investigador de las Ciencias Sociales, no solo se enfrenta a la gran cantidad de problemáticas para su elección; el estar inserto en la sociedad y con ello complicarse la separación del objeto de estudio, por tener que deslindarse de sus valores, sino que además el campo del conocimiento es amplio, ya que no siempre es posible distinguir a qué área específica de conocimiento se está haciendo referencia cuando se habla de las Ciencias Sociales o disciplinas sociales.
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